Cuentan con un mecanismo que funciona con pilar y se caracterizan por su enorme precisión gracias a una pieza de cuarzo que es la que se encarga de impulsar la mecánica.
En la actualidad, la mayoría de los relojes de pulsera funcionan con mecanismos de cuarzo, que curiosamente fue un invento suizo que los japoneses supieron aprovechar en los años setenta para hacerse con los dueños del mercado mundial con firmas como Seiko, Orient, etc.